Además del Castillo, que se halla situado en la parte más elevada del tómbolo, destaca todo el Casco Antiguo de la Ciudad, cuyo conjunto de murallas han sido construidas en distintas épocas, configurando su potente imagen de fortaleza inexpugnable. Las murallas se dividen en tres zonas y estructuras arquitectónicas y constituyen uno de los ejemplos más majestuosos de la arquitectura militar peninsular. Las fortificaciones de la cara este, aúnan intervenciones medievales y algunas del s XVIII. Se extienden desde la Batería Baja del Maset hasta el Bufador. Las fortificaciones de la cara sur, formadas por tramos de muralla medieval, abarcan desde el Fortín del Bonete hasta la Batería de Santa Ana. Las fortificaciones del oeste y norte, conforman la muralla renacentista. Esta es la más destacada y constituye el frente de la fortificación. Fue proyectada por J. B. Antonelli y data del siglo XVI.

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